Hay noches mágicas en
las que el ritmo de la música me lleva y trae por los recuerdos y
la nostalgia.
Noches en las que desearía compartir con mi amiga Adela Fonseca, el nuevo
trabajo musical de Ana Moura. Y digo con Adela porque recuerdo que la última
vez que nos vimos prometió visitarme e irnos a Portugal para escuchar algo de
Fado.
Por ella y porque bien vale la pena escuchar a esta promesa de la música
tradicional portuguesa en vivo. Acompañada, eso si, del senderista, que para
buen gusto y complicidad solo él.
Fue una noche de desfado, como se llama el disco de Moura, quien se
despidió del auditorio Galicia en medio de aplausos y vítores.
El fado, esa mezcla de nostalgia y lamento; de tango, flamenco y Caribe
habla de cómo pese a las dictaduras e imposiciones, el folclor es
libre.
La música es liberación en toda regla y es el vehículo para
contar y conocer historias, que quieras o no te pertenecen.
Con la voz de Moura y el "maridaje" entre la guitarra portuguesa
y la española recorrí de nuevo los históricos barrios de Lisboa, una
ciudad que me gusta, una ciudad de muchos recuerdos, de mar y a la que
volveremos.
Muito obrigada Moura pola noite e tua voz. E moitas
grazas a ti galego mio...
1 comentario:
el fado, es un sentimiento, es parte del aire que respiran los portugueses, y que arranca pasiones en aquellos que tiene el honor de escucharlo.
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