Además de un punto de encuentro, las plazas de mercado
son el referente de las ciudades, de allí que haya que acudir a ellas si se
pretende conocer sus realidades.
Los sábados, si el clima lo permite, un buen plan es ir a la
plaza de abastos de Santiago.
No sé que me gusta más, si el trajín de las
señoras intentando salir del género, los olores que brotan a lado y
lado de sus puestos de venta, las frutas frescas y a buen
precio o las gentes celebrando que el día dio una tregua para un bien vino.
Ahí compiten el aroma de los fogones (pulpada, navajas y langostinos a la
plancha) con las azaleas, demás flores y plantas.
Aunque la plaza es pequeña, de vez en cuando los despistados se pierden
entre un establecimiento y otro.
Y justo a la salida, una
vez se ha comparado y comprado lo presupuestado en la lista (nunca ir sin ella
y un carrito de la compra) hay que refrescarse y conversar con los amigos en
los bares de las esquinas, así toque de pie por la gran afluencia de clientes.
Las plazas de mercado y
sus recovecos, una tradición que no se debe perder y el mejor plan de los
sábados, insisto, si no llueve en Santiago.
Potdata: Se acerca la noche de
San Juan, la noche mágica a ver que nos deparan estas fiestas a los que se dejan "embrujar" por ella.
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