La tarde de ayer, antes de salir de casa a reunirme con unos amigos para celebrar el Día de Galicia, dejé programado el tema del día de hoy en el blog. En el mismo describía a mis lectores lo mágico de la noche del 24 de julio, el preámbulo de una fecha que reúne a todos los galegos de nacimiento y de adopción.
El descarrilamiento
del tren Alvia en el que viajaban más de 200 personas y que dejó como resultado, hasta el momento, 80 personas muertas impidió alguna celebración. El día que estaba gris se tornó aún más oscuro y
caluroso.
La tragedia
empantanó muchas celebraciones, encuentros; nos dejó sin risas, mas no acabó con la
solidaridad del pueblo gallego. Severino Figueiras Lestón, un enfermero en paro, al enterarse de la noticia no lo dudó dos veces en acudir al Hospital Clínico
para ayudar. Y así los cientos de
vecinos de Angrois y muchas personas que se ofrecieron para donar sangre, llevar matas, agua, entre otros utensilios que podían necesitarse.
Momentos
como estos nos unen y afloran fuerzas indescriptibles en las personas para ayudar al otro.
Galicia,
nuestro gran terruño, no celebrará como
antes su día, pero si recordará por siempre a las víctimas del siniestro y la solidaridad
de sus gentes.
Descansen en paz viajeros
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