Un Papa para todos

No se cumple la semana del pontificado de Francisco, el  Papa que llegó para romper los moldes caducos de la iglesia Católica y los medios de comunicación han escudriñado hasta la saciedad su vida.

Que si hizo la vista gorda a los terrores de la dictadura argentina, que si tenía novia, que si inició la vida clerical tarde, que llegó del fin del mundo o que es latino, como si importara de donde viene.

Lo significativo del nuevo Papa es lo que hará de ahora en adelante para sanear las cuentas de la iglesia Católica y no me refiero a las económicas sino a las morales, a los abusos de la iglesia y sus integrantes.

Este San Francisco modernizado, y con los mismos problemas de pobreza  en el mundo si no más, a los que se enfrentó el santo que inspiró su nombre pontificio, tendrá muchos retos entre ellos que las lecciones y prácticas de austeridad deben iniciar en la misma iglesia, una iglesia que no debe entregarse a los que más riquezas atesoran sino a los que menos oportunidades tienen.

El nuevo pastor de la iglesia Católica no la tendrá fácil, especialmente porque a muchos integrantes de las “mafias” del Vaticano les será imposible desprenderse de sus altos niveles de vida, de juntarse con el pueblo o pagar por cada una de sus faltas (pederastia, chantajes y espionajes). No faltará el incomodo o el resentido o el que se oponga a  las  nuevas políticas políticas del Papa Francisco.

Aunque no espero muchos cambios aperturistas en el catolicismo, la  llegada de Jorge Mario Bergoglio al Vaticano representará cambios de discursos, una iglesia cercana a sus fieles y especialmente una iglesia libre de “pecados”.

Lo dicho ha llegado un nuevo Papa, un Papa para todos y un Vaticano de puertas abiertas, como debe ser.

PD: Ojalá el pueblo venezolano elija la mejor opción. Un presidente que le permita a la diáspora venezolana regresar a su país, a reconciliarse los unos con los otros y que sus riquezas al menos les permitan reconstruir el país o llevarlo por el camino del progreso.