jueves, 25 de octubre de 2012

Y dale con el tema

Todo aquel que ha recorrido los caminos del catolicismo ha de comprender que uno de los mandamientos, el segundo para ser más preciso, está relacionado con no pronunciar el nombre de Dios en vano.
En vano, especialmente para decir necedades y desfachateces como las que acaba de pronunciar el congresista republicano Richard Mourdock, quien considera que Dios permite los embarazos tras una violación.
Está visto que en política cabe todo, todo está permitido, hasta acudir a un asunto tan delicado para la mujer como es su integridad, su cuerpo y las decisiones que ésta tome respecto a él.
Los que acuden a la religión y a Dios para justificar una violación, el maltrato físico y psicológico a la mujer son tan crueles como los mismos violadores.
Ya está bueno de utilizar a las mujeres, el aborto y nuestras decisiones como argumento de campañas políticas. Es hora de que se ponga freno al abuso y a la demagogia barata.
La discusión, antes que satanizar a la mujer y decidir por ella, debe centrarse en verdaderas políticas de igual de género o en encarcelar de por vida a todo aquel que atente contra la vida, especialmente de las mujeres y las niñas; atacar la corrupción y la pobreza, porque de eso sí que hay.
Y esto no va solo por los republicanos del otro lado, sino también por los de aquí que en vez de hacer los deberes se enfrascan en disfrazar la realidad o discutir  temas que debían estar superados.

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