Hoy es día de reflexión electoral. Ejercicio que solo tendrá sentido
si mañana elegimos el cambio y el cambio de lógica no es el partido que
está gobernando, que ha llevado a este país y a mi Galicia querida al caos.
Por primera vez puedo ejercer el
derecho al voto. De allí que aproveche la ocasión para participar. No podía ser
de otra manera sí creo en el activismo, en el compromiso, pero especialmente en
la renovación de ideas y en las oportunidad de elegir lo que para mí es la
mejor elección de gobierno; lo que merecemos quienes vivimos, estamos
y queremos una ciudad inclusiva, en la que participemos todas y todos.
Si hay una ocasión para mudar y salir de esta postergación, en la que
estamos enfrascados desde que se le dio el mando a los que están actualmente, es
ahora. Después la responsabilidad moral y ciudadana nos pasará factura y
créanme que esta losa pesa y mucho cuando se elige mal.
Hago la salvedad que solo puedo votar en las municipales. Pero aun así
estoy emocionada, feliz. Mi voto se sumará al movimiento del descontento de la
ciudadanía santiaguesa. Es hora de pasarle la factura al desgobierno, tres
alcaldes en una legislatura por casos de corrupción, invisibilidad ciudadana y
otros tantos "lunares negros" que los ciudadanos no podemos permitir.
Mañana votaré con la ilusión de aportar mi granito de arena para que
Santiago de Compostela vuelva a tener ese esplendor que me “engancho” cuando la
conocí, que sea esa ciudad en la que sueño día a día, en la que tejo mi
presente.
Las ciudades, como las casas, hay que tenerlas limpias y
ordenadas. Para mi casa quiero lo mejor, eso sin duda.
Yo sigo reflexionando, abur.
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