viernes, 10 de febrero de 2012

No atacaron solo a Garzón, nos hirieron a todos


Hasta el último minuto aguardé la esperanza de un veredicto justo, equilibrado, que hablara bien del poder judicial de este país, pero no. 
No podía esperarse menos de un espectáculo carnavalesco que respondía a intereses partidistas, de bandoleros y delincuentes.
Esperé a que pasara un día para no escribir con rabia en el corazón e indignación, pero es imposible permanecer impávida ante este caso que no es solo contra Baltasar Garzón, no, es contra España, contra la honestidad y contra la justicia, la verdadera justicia.
Me aterra el sistema judicial español, me aterra pensar y despertarme cada mañana con la sensación de que alguien mueve los hilos y decide por los demás basado no en principios éticos, sino en los intereses de los que se dejan sobornar con trajes, o el que desaparece a una menor de edad sin dejar rastro, entre otros ejemplos.
Algo debe estar pasando, de la noche a la mañana no pueden invertirse los valores, no se puede perseguir a un juez, acabar con su carrera porque persigue a los delincuentes, porque esa es la verdad: delincuentes son tanto los que hoy dejan libres a los que roban y matan, como los autores de los mismos delitos.
Reafirmo la idea que la inhabilidad de Garzón le pesará a España, más afuera que en el interior.
No han ido solo por Garzón, él tiene su conciencia tranquila, han ido contra todos los que en este país piensan diferente.
Tal como lo afirmaba ayer María Garzón Molina: “lejos de hacernos perder la fe en esta sociedad nos han dado más fuerza para seguir luchando por un mundo en el que la Justicia sea auténtica, sin sectarismos, sin estar guiada por envidias; por acuerdos de pasillo”.
Garzón es inocente


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