jueves, 16 de febrero de 2012

Con lo que unos tiran, otros comen



Desde la ventana de la cocina de la residencia universitaria podía apreciarse la menuda imagen de un hombre hurgando entre las bolsas del contenedor de la basura.
La cara de Héctor se confundía entre los sacos de plástico y los residuos que cada estudiante deja cada día, la mayoría de ellos comida sin caducar, como los tres yogures que ya había conseguido.
A la misma hora, siempre puntual y con la misma parsimonia, intentando hacer el menor ruido posible para no incomodar, como si lo hace el hambre que todos los días lo obliga a buscar qué comer entre los contenedores de la basura, Héctor acude a buscar para darle de comer a los suyos.
Paradójico cuando un estudio de la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR) demuestra que los restaurantes españoles amontonan al año más de 63 mil toneladas de comida. 
Son 255 millones de euros que se tiran a la basura.
Ni hablar del desperdicio en los hogares, 163 kilogramos por ciudadano, la cifra espanta, más cuando el vecino puede que no tenga nada en la nevera, si es que todavía le queda nevera.
Y hay quienes siguen pidiendo para “acabar” con la pobreza en África, cuando aquí visita al de al lado o a nosotros mismos.

Lo dicho, estamos en crisis y todavía no nos enteramos

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