¿Quién es más ladrón, el que roba o el que sabiendo que están robando se hace el de la vista gorda?. Para mejor ejemplo la “olla podrida” que acaban de destapar en la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN.
En abril de 2010, el director Néstor Díaz recibió un informe detallado de las irregularidades de las empresas sospechosas de cometer fraude con la devolución del IVA.
Algo tuvo que pasar con el informe que no tuvo la mayor trascendencia hasta ahora cuando se descubre que ex funcionarios y personas contratadas por la entidad aumentaron su patrimonio de la noche a la mañana.
Como es costumbre, hoy de presidente hacia abajo se rasgan las vestiduras, cuando el daño ya está hecho.
Antes de ayer fue en el Ministerio de Agricultura con el programa Agro Ingreso Seguro, que fue vendido como la panacea para redimir el campo y de paso a los campesinos; luego siguió con el dinero de la salud, hoy son los impuestos y desde ya se escuchan voces que pasa lo mismo con los dineros de la educación.
El que roba es tan culpable como el que deja robar, o como el que mata porque mientras unos se gastan el dinero que debe invertirse en el bienestar de todos, los niños y las niñas de Colombia dejan de ir a la escuela, recibir asistencia sanitaria o sus padres pierden el derecho a la tierra.
Tan deprimente son las noticias de la guerra que a diario se leen en los diarios del país, como los actos de corrupción. Tanto los unos como los otros están a la orden del día.
Vale muy poco que el presidente Santos, quien lleva años en el gobierno, salga en los medios dando la noticia como algo sorprendente cuando desde hace un año los ladrones debían estar en la cárcel, pagando por quitarle la ilusión a los honestos, a los que verdaderamente pagan sus impuestos y a los que construyen la Colombia que debería ser.
En este país robar no pasa de moda
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