En época de crisis y caos económico, como atraviesan la mayoría de los países en Europa, las medidas más extremas recaen lamentablemente en la población más vulnerable: inmigrantes, parados, tercera edad, mujeres y niños.
Hoy es
Leonarda Dibrani, la niña de padres kosovares, el centro de atención de los
medios de comunicación por su
expulsión de Francia, el país de la Liberté, Égalité y Fraternité, delante de
sus compañeros de escuela mientras participaba en una excursión escolar.
Leonarda
Dibrani es solo un caso de los muchos que se desconocen y que no trascienden
porque pasan desapercibidos o carecen de interés por parte de los medios de
comunicación o de quien mueve los hilos.
Manuel Carlos Valls, el que hoy
expulsa a los gitanos de Francia por considerar que son los parias de Europa es
hijo de inmigrantes como lo es Leonarda y las tantas Leonardas que viven en los
países de la Unión Europea.
La inmigración no puede ser el caballito de batalla de los de derechas y
los de la izquierda para ocultar las altas cifras de paro o conseguir votos. Los inmigrantes no somos desechables
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