miércoles, 5 de diciembre de 2012

Rebelión






Mientras miles de parados engrosan la lista de desempleados en España, la gente se encierra en los cajeros para impedir que les quiten sus casas y los empleados de los hospitales están en pie de lucha para frenar la privatización de la salud, el gobierno saca de la chistera el borrador de una reforma a la educación que destroza la identidad de los pueblos: su lengua.

Ya lo había sentenciado tiempo atrás el ministro de educación José Ignacio Wert, cargo que de por si le queda grande y en esto coindice la gran masa, cuando prometió “españolizar a los catalanes”.

Como era de esperarse los catalanes, que desde hace un tiempo están inconformes con el discurso “minado” del gobierno, han manifestado su rechazo y si es posible recurrirán al Tribunal Constitucional. El mismo disgusto se han llevado las comunidades Andalucía, País Vasco y Asturias que objetaron la proposición del ministro.

La propuesta de reforma a la educación que en vez de modernizarla y ponerla a la par con las necesidades y exigencias de los tiempos, retrocede en lo que tiene que ver con el derecho a la inmersión lingüista y se aleja de la inclusión educativa que buena falta hace por estos lados.

En caso de aprobarse la medida, las autonomías “en quiebra” con lenguas cooficiales pagarán la matrícula de los estudiantes en centros privados que enseñen en castellano cuando no haya oferta docente pública o concertada, lo que quiere decir que la educación de los hijos de catalanes, galegos y los euskeras parlantes solo será en castellano o en idioma  extranjero, mientras que su lengua materna pasará a un tercer plano.

En Cataluña las asociaciones de padres, profesores y sindicatos ya hablan de “luchar con uñas y dientes” si es posible para evitar a toda regla la muerte del Catalá.

Para una muestra de este conflicto idiomático que apenas empieza las palabras de insumisión de la presidenta de la Associació de Mestres Rosa Sensat, Irene Balaguer, quien dijo que  los profesores continuarán luchando por el catalán "como en el franquismo", aunque no haya suficientes cárceles.

Así estamos, un día se amanece con más desempleados y el otro con elementos de distracción y todo para no buscarle una salida al empacho de tanta religión, imposición, austeridad al extremo de la pobreza y medidas tan derechas como incoherentes.
Petons

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