Circo mediático

Las verdades a medias se convierten en mentiras y mucho tiene que conocerse sobre el secuestro y posterior liberación del periodista francés Roméo Langlois, retenido por las Farc el 28 de abril.

Celebro la libertad y no está demás decir que estoy en contra de las retenciones de las personas e incluso de los animales, pero el tema del corresponsal de Canal24 y Le Figaro no me convence del todo.

Roméo Langlois se pasea hoy por Francia,  mientras que en Colombia el debate sobre su secuestro apenas inicia, especialmente por las contracciones. Ya lo es el conflicto armado.

El periodista considera que su secuestro fue light, lo que demuestra que en Colombia el secuestro no solo tiene estratificación social, sino  diferentes categorías, unos más ligeros y pesados otros no. Que afortunado.

La misma suerte no la han tenido los militares, campesinos, mujeres y niños que todavía hoy los consume la selva, ya sea porque no hay quien medie por ellos, o simplemente porque su retención no tiene tanto interés ni para la guerrilla, como tampoco para los medios de comunicación y el gobierno. Aquí aplica lo de secuestros de primera, segunda y tercera categoría.

Al periodista le parece triste que haya que retener a las personas para mostrar la realidad de las zonas de conflicto. En esto tiene razón, pero no se necesitan más héroes en un conflicto que lleva más de 40 años, en especial por la desigualdad de la liberación.

El secuestro y el conflicto armado en Colombia es un asunto serio, que a diario cobra muchas vidas como para que se convierta en un reality show en el que se liberan a unos porque hay mediación internacional y a otros no.

Si de algo debe servir el periodismo es para rechazar y denunciar lo infame que es la guerra, el secuestro, la extorción, la violencia, no para hacer de esta un circo, especialmente por la profunda herida que ha dejado el tema en los hogares colombianos.

Por los otros secuestrados, por su liberación