Qué razones tendría José María, un hombre de 65 años, para rociar con gasolina las ropas ceremoniales de los sacerdotes de la Basílica de la Sagrada Familia, la gran obra del arquitecto catalán Antonio Gaudí.
Ayer mientras realizaban una visita guiada por uno de los monumentos arquitectónicos más impresionantes de España los turistas que aprovecharon para conocer la catedral, coincidiendo con la primera Semana Santa desde que fue declarada basílica en noviembre pasado, alertaron de unas llamas que se extendían por la nave central del templo.
Sin duda los protocolos de seguridad fallaron, permitir el ingreso de una persona con gran cantidad de gasolina no solo pone en riesgo el templo, si no la vida de los miles de turistas que llegan a Barcelona para contemplar la imponencia de la obra de uno de los arquitectos más revolucionarios de Europa.
Gaudí se adelantó muchos siglos a su tiempo. Conocer su obra, estar en sus extrañas, es una de las experiencias que más recuerdo de mis paseítos por la Ciudad Condal, que por cierto este año hay que visitarla y a los culé amigos por supuesto.
Buen viento para todos los que salen en esta Semana Santa y para los que nos quedamos en casa a disfrutar esta noche del fútbol del Barça y el Real Madrid.
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