domingo, 26 de enero de 2014

Turistas en tránsito



Al mirar desde la ventanilla del avión, a 12 mil metros de altitud, la  majestuosidad del mar y los surcos que forman las montañas, la sensación ante tanta inmensidad no tiene comparación con otras emociones.
Excita ver la perfección de la naturaleza. 
Es tal el recogimiento desde las alturas que no solo es la sensación de libertad plena la que conmueve, es comprobar lo diminuto que somos, que nada nos llevamos solo lo puesto, que hay que ir ligero de equipaje (mental y material).

Turistas o pasajeros en tránsito esa debe ser nuestra principal condición en la vida.

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