domingo, 8 de septiembre de 2013

Cortinas de humo

Con cierto escepticismo veía la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos 2020 porque no es el momento de cuentas alegres cuando la realidad española es otra y no solo lo digo por el tema económico, que esperemos esté superado en pocos años, aunque para ello se necesiten de políticas económicas más sociales, una contradicción si la economía es una ciencia social.

No deja de ser paradójico que mientras en Buenos Aires se mostraba la ilusión, por tercera vez consecutiva, de celebrar los Juegos Olímpicos, en Madrid se despidan personas a diario o que las familias estén en la calle porque los bancos se han quedado con sus casas.

Según datos de la Plataforma Antidesahucios de Madrid, en la capital española en el mes de agosto se vendieron tres mil viviendas públicas. Amén de lo que pasa en la sanidad, en la educación y otros servicios sociales que demandan una solución urgente.

Pese a la efervescencia era imposible competir con un grandioso Tokio, no solo con una economía envidiable sino con tecnología de punta y un futuro con bases solidas.

Madrid no estaba en igualdad de condiciones para competir incluso con Estambul, a la muestra está que quedó eliminada en la primera ronda por el Comité Olímpico Internacional, organismo movido por intereses pero ante todo realista frente a temas como el alto índice de desempleados en España, el dopaje y la situación económica del país que está como está pese a que el gobierno quiera demostrar señales “divinas” de recuperación económica que no son más que sofismas para distraernos o desconocer que España está mal administrada y a la deriva.


Para competir hay que invertir, especialmente en lo social y aquí se invierte primero en los bancos que en la gente. 

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