viernes, 13 de febrero de 2015

Que viva la radio

 Anoche, justo anoche, recordé mis inicios en la radio. Me emocioné al repasar  mi experiencia en Radio Delfín al lado del hombre que me enseñó la práctica del periodismo a través de la radio: Álvaro Flórez Ortega, de quien estoy agradecida por la oportunidad que me dio y por apostar por mí.

Estaba recién egresada de la universidad, con muchas ganas de “comerme” el mundo y muchas ideas frescas en la cabeza. Me lanzaba al vacio con o sin red. Y cuando digo al vacio me refiero a que tocaba temas que en la época eran considerados tabúes, se trabajaba con las uñas y había muchas limitaciones. Recuerdo que mis cuartillas las escribía a mano y una que otras veces con un candil.

En esa época el uso del computador e internet no estaba masificado como ahora. Se hacía periodismo a boca de calle, se confrontaban las fuentes. Vaya mundo más apasionante. Quienes hacen periodismo hoy no es que lo tengan más fácil pero se enfrentan a otros retos, entre ellos la falta de oportunidades laborales.

Yo conté con suerte. Álvaro Flórez Ortega creyó en mi y apostó por la recién llegada, tan extraña en su propia tierra. De la radio “salté” a otras facetas del periodismo, pero nunca viví la radio tan de cerca como en esos meses en que Riohacha se despertaba con las noticias del Radio Periódico El Flechazo. Marcos Barros, otro veterano periodista guajiro hacía parte del equipo, después se incorporaron otros más, entre ellos Jaime Rengifo y César Castro.

La radio fue mi liberación, lo sigue siendo, de allí que vuelva a mi bitácora para reconciliarme con la escritura y los buenos recuerdos, especialmente para agradecer a quienes hacen radio, quienes viven de la radio y especialmente a Álvaro,  el hombre de la radio, todo un personaje. 

No hay comentarios: